Patrones de uso: el reto de atraer a la población adulta y el desafío de los municipios medianos y pequeños
El reciente estudio también ha revelado interesantes tendencias sobre el conocimiento y uso de los sistemas de bicicletas compartidas. Ante la pregunta “¿Conoce un sistema de bicicleta compartida en su municipio u otro?”, el 44,3% de los encuestados respondió que sí. Este dato sugiere que la bicicleta pública se está consolidando no solo como una alternativa para quienes ya son usuarios frecuentes de la bicicleta, sino como una opción práctica para quienes buscan una solución puntual de transporte urbano.
Sin embargo, solo un 18,9% de quienes conocían estos sistemas afirmaba utilizarlos. Y dentro de este grupo, los patrones de uso mostraban grandes contrastes: un 64,5% de ellos recurría a ellos de manera ocasional, un 21,7% los usaba con regularidad, y un 13,8% los empleaba de forma intensiva. Estos datos sugieren que la bicicleta pública se está consolidando no solo como una alternativa para quienes ya son usuarios frecuentes de la bicicleta, sino como una opción práctica para quienes buscan una solución puntual de transporte urbano.
El estudio también ponía en evidencia que el uso era más común entre los jóvenes. En cambio, en municipios más pequeños, la adopción resultaba notablemente menor, sugiriendo un desafío para extender estos sistemas fuera de las grandes ciudades.
A pesar de que la aceptación de los sistemas de bicicletas compartidas supera el 80% en casi todos los segmentos de la población, este fenómeno es especialmente pronunciado en las grandes ciudades. Sin embargo, esto representa un desafío adicional para las ciudades medianas y pequeñas, donde la infraestructura y la promoción efectiva suelen ser limitadas. Otro “factor para el fracaso” en las ciudades más pequeñas es el bajo presupuesto o inversión, lo que resulta en una cantidad insuficiente de bicicletas y estaciones, y a una mala experiencia para los usuarios.